Las lesiones pulmonares deben ser una advertencia de los riesgos del vapeo
Por Michael Merschel, 91ÊÓƵ News
Los pacientes, la mayoría de ellos jóvenes, comenzaron a aparecer en hospitales durante la primavera de 2019. Algunos tosían, sin aliento o con fiebre. Algunos vomitaban o tenían diarrea. Otros acabaron en cuidados intensivos con necesidad de oxígeno.
Otros murieron.
Todos habían vapeado y su padecimiento fue denominado EVALI, siglas en inglés de e-cigarette or vaping product use-associated lung injury (lesión pulmonar relacionada con cigarrillos electrónicos o vapeo). Sencillamente, se trata de una experiencia terrible, dijo una doctora que atendió a varios pacientes con EVALI.
"Realmente no es un padecimiento fácil", dijo la Dra. Fariba Rezaee, pulmonóloga pediátrica de la clínica infantil Cleveland Clinic Children's en Ohio. Ella publicó un breve estudio acerca de esta enfermedad en , a principios de este año.
De acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, EVALI alcanzó un nivel pico en septiembre de 2019. Para febrero del presente año, cuando los CDC dejaron de publicar actualizaciones acerca de la enfermedad, ya se habían registrado más de 2.800 casos junto con 68 muertes.
La mayoría de los casos fueron de personas que usaron productos con THC, el compuesto psicoactivo principal de la marihuana, y que provinieron, "en particular, de fuentes no oficiales como amigos, familiares o distribuidores en persona o en línea".
La enfermedad se relacionó de manera importante con añadido a los líquidos de vapeo como agente condensador. Los casos reportados de EVALI disminuyeron rápidamente en enero después de que se corriera la noticia y cuando se actuó para retirar los productos del mercado.
No obstante, la gente no debe ignorar lo sucedido, dijo el Dr. Michael J. Blaha, director de investigación clínica del Centro Ciccarone para Prevención de Enfermedades Cardiovasculares de Johns Hopkins Medicine en Baltimore. El brote de EVALI destaca varios de los posibles riesgos de salud relacionados con el vapeo.
"No sabemos todo lo que contienen estos productos", dijo Blaha, quien trabaja con el Centro de Regulación y Adicción al Tabaco de la 91ÊÓƵ.
Aunque se identifiquen substancias potencialmente dañinas, como plomo u otros compuestos orgánicos volátiles, indicó, los médicos no siempre saben lo que estas pueden estar haciendo o cuándo comenzarían a mostrar daños.
En comparación con los cigarrillos tradicionales, los cuales no varían mucho entre marcas, los cigarrillos electrónicos y los productos de vapeo se obtienen en , lo cual los hace difíciles de estudiar. Asimismo, es frecuente que las personas los utilicen con una variedad de substancias, lo cual dificulta medir sus efectos de manera precisa. "A corto plazo, todo eso obstaculiza comprobar o refutar si son tóxicos", dijo Blaha.
Blaha añadió, sin embargo, que EVALI sigue el patrón más o menos conocido de las lesiones pulmonares agudas, lo cual podría ser señal de que una "lesión ardiente y crónica del tejido" relacionada, podría aparecer más adelante en forma de daños cardíacos o pulmonares. "Me inquieta que esto pueda ser solo la punta de un iceberg".
Por ejemplo, EVALI podría ser el tipo de lesión que aparece súbitamente en las personas más susceptibles, para surgir años después en otras, dijo.
Los jóvenes que vapean tienden a descartar esos riesgos, señaló Blaha, refiriéndose al aumento dramático de los últimos años del vapeo entre adolescentes. "Solo se preocupan del aquí y el ahora. En términos de la salud, no estoy seguro de que muchos piensen acerca de lo que esto les podría ocasionar en una década o más adelante".
De acuerdo con las estadísticas más recientes de los CDC, de estudiantes estadounidenses de educación media y preparatoria usan cigarrillos electrónicos. La otra estadística en Estados Unidos es de de adultos.
El estudio de Rezaee incluyó a siete adolescentes con EVALI, muchos de quienes no sabían nada acerca de los riesgos potenciales del vapeo. "No tenían idea de que fuera tan malo", dijo.
La atención que se enfocó sobre EVALI desapareció cuando comenzó el brote de coronavirus en Estados Unidos. Aunque la lista de los CDC para factores de riesgo potenciales de COVID-19 con gravedad, ya incluye fumar, las investigaciones apenas comienzan a aclarar los riesgos relacionados con vapear. En un estudio reciente del boletín de salud adolescente se encontró que las probabilidades de ser diagnosticado con COVID-19 eran cinco veces mayores entre los adultos jóvenes que usan cigarrillos electrónicos, comparados con quienes no los usan.
Para prevenir problemas futuros, Rezaee recomienda que los pediatras hablen con sus pacientes, incluso apenas de 12 años, acerca de sus experiencias con cigarrillos electrónicos. Los padres deben quedarse afuera del consultorio, pero también tener y conocer las diferentes formas en las que se obtienen estos dispositivos.
En cuanto a las personas que ya se encuentran con el hábito, Rezaee les pide a sus pacientes que "lo dejen de la noche a la mañana si pueden". Si resulta imposible, señaló, sugiere que vayan disminuyendo el uso y los dejen completamente con el tiempo.
Blaha comentó que, en general, muchas de las mismas estrategias que ayudan a las personas a dejar de fumar, también deben aplicarse al vapeo. Puede ser útil fijar una fecha para dejarlo, indicó, y las terapias conductuales también pueden ayudar. "Asimismo, en algunas circunstancias se podría considerar el uso de los medicamentos para dejar de fumar aprobados por la FDA".
Rezaee espera que los usuarios jóvenes capten el mensaje acerca de los peligros del vapeo. Recuerda a sus pacientes adolescentes con EVALI, temerosos en la unidad de cuidados intensivos y preocupados por recuperarse y lograr llegar a la universidad. "Es muy duro".
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