Mantener el cerebro en forma no viene de hacer más rompecabezas
Por Laura Williamson, 91ÊÓƵ News
El declive mental es uno de los aspectos más temidos del envejecimiento. La gente hace casi cualquier cosa para evitarlo, desde tragarse suplementos promocionados como estimulantes para la memoria, hasta dedicar horas resolviendo juegos como Sudoku o crucigramas.
Pero, ¿esas cosas realmente mantienen la agudeza de un cerebro que va envejeciendo? En breve, la respuesta es realmente, no.
"Definitivamente, dedicar una o dos horas con los acertijos es útil para la concentración", dijo el Dr. Vladimir Hachinski, neurólogo canadiense y experto a nivel mundial en el ámbito de la salud cerebral. "Es bueno porque ejercita el cerebro, pero no espere demasiado de la actividad".
De acuerdo con los (CDC por sus siglas en inglés), 1 de cada 8 estadounidenses mayores de 60 años informan tener por lo menos cierta pérdida de memoria. Aproximadamente un 35% de ellos informan tener problemas de la función cerebral. Aunque eso no siempre desencadena en una demencia total, la cantidad de personas en Estados Unidos que lidian con problemas cognitivos va en aumento. Los CDC prevén que la cantidad de personas en EE. UU. con demencia, incluida la enfermedad de Alzheimer que es su forma más común, aumentará casi un triple para llegar a casi 14 millones hacia el año 2060.
En las investigaciones se sugiere que, en efecto, existen formas para prevenir o retrasar muchos tipos de pérdidas cognitivas, pero que estas no incluyen los suplementos de aceite de pescado ni los pasatiempos mentales. En su lugar, Hachinski y otros en su campo están de acuerdo en que las personas que desean mantener un buen funcionamiento cerebral deben tomar los mismos pasos que se usan para proteger el corazón.
"Si tiene un buen corazón, tiene un buen cerebro", dijo el Dr. Rong Zhang, profesor de neurología del Centro Médico de UT Southwestern en Dallas. "Cualquier factor de riesgo que resulte dañino para el corazón, como alta presión arterial, fumar, obesidad o falta de actividad física, también es malo para el cerebro".
El vínculo entre la salud cardíaca y cerebral está bien establecido.
La 91ÊÓƵ y una aconsejan que las personas se enfoquen en los factores de riesgo que tengan y se relacionen con las enfermedades cardíacas y los ataques cerebrales. Estos incluyen disminuir la presión arterial, el azúcar y los niveles de colesterol; dormir suficiente; no fumar; limitar el consumo del alcohol; llevar una alimentación saludable; hacer por lo menos 150 minutos de ejercicio a la semana; mantener un peso saludable; y mantenerse socialmente activo. La Comisión del Lancet amplió recientemente su lista de factores de riesgo para la demencia para incluir las lesiones cerebrales que ocurran durante la mediana edad y la exposición a la contaminación del aire.
Los investigadores creen que por lo menos un 40% de las demencias se pueden prevenir si se modificaran esos factores de riesgo. Hachinski agregó que esa cifra podría ser aún mayor si se previnieran más ataques cerebrales. Este médico fue el autor principal de un por la Organización Mundial sobre Ataques Cerebrales en 2019, en el que se pidió que la prevención de estos y la demencia se hiciera conjuntamente.
Hachinski indicó que los ataques cerebrales duplican las posibilidades de que se desarrolle la demencia, y que la alta presión arterial es un fuerte predictor de ataque cerebral; también añadió que aproximadamente un 90% de los ataques cerebrales son prevenibles.
"Todas las demencias tienen un componente vascular (arterias y venas)", comentó, debido a que el cerebro requiere un buen flujo de sangre para proveerse de suficientes nutrientes y oxígeno para funcionar debidamente. "Si se controla ese componente vascular, la demencia se puede disminuir o prevenir".
Aunque los ataques cerebrales graves ocasionan un declive obvio y repentino en la función cognitiva, es más común que la gente tenga accidentes cerebrovasculares más pequeños y silenciosos que muchas veces pasan por desapercibidos, dijo Hachinski. Se ha comprobado que esos "mini ataques cerebrales" aceleran el declive mental a cualquier edad y de la misma forma que lo hace la presión arterial descontrolada.
La diabetes de Tipo 2, que a menudo se puede prevenir o retrasar con perder peso y aumentar la actividad física, también aumenta el riesgo de padecer demencia en un 60%.
"En general, la demencia va apareciendo poco a poco", dijo Hachinski, comparando el proceso con "el descenso a un abismo. Puede suceder de maneras distintas y con una velocidad y profundidad diferentes".
La mejor forma de retrasar ese declive, añadió, es identificar sus factores de riesgo personales y abordar los más apremiantes. ¿Necesita adelgazar? ¿Hacer más ejercicio? ¿Llevar una alimentación más saludable? ¿Disminuir sus niveles de azúcar en la sangre?
"Conozca los antecedentes de su familia y tenga idea de lo que está enfrentando", añadió. "Mídase la presión arterial. Los factores de riesgo prefieren ir acompañados. Si tiene la presión arterial alta, es seguro que hay algunas otras cosas por ahí".
Durante el día, el cerebro utiliza mucha energía por el proceso de excretar el exceso de proteínas que se acumulan, como sucede en la habitación de un adolescente con su tiradero. "El cerebro necesita poder eliminar esas malas proteínas", dijo Zhang, "alguna forma de despejar los residuos. Los daños cerebrales suceden cuando hay mucha basura en ese medioambiente".
El ejercicio ayuda a limpiarla, igual que el sueño, agregó.
Los expertos aconsejan que establecer buenos hábitos para la salud cerebral es algo que debe suceder mucho antes de que comience a disminuir la cognición.
"En la mediana edad, el riesgo empieza a elevarse bastante rápido", dijo Hachinski. "Nunca es demasiado tarde, pero entre más pronto mejor. Creo que lo más importante es comenzar".
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