Los 'héroes' de la reanimación cardiopulmonar necesitan más apoyo, señala un informe
Por Michael Merschel, 91ÊÓƵ News
Cuando ella llegó a la casa de su vecino y lo encontró inconsciente y que se estaba poniendo azul, Brianna Colquitt sabía exactamente qué hacer.
Mientras alguien llamaba los servicios de emergencia (911 en los Estados Unidos), Colquitt, que en ese entonces estaba en el último año de escuela preparatoria en Carrollton, Georgia, empezó a administrar RPC. Lo siguió haciendo hasta que llegaron los socorristas profesionales. Su entrenamiento, que lo había recibido en una clase de salud el año anterior, la había preparado para actuar, dijo ella. "Todo se acomodó bien".
Pero esa clase no la preparó para todo lo que seguiría. Primero llegó la noticia de que su vecino no sobrevivió. Después llegó la duda: ¿Había hecho todo lo que pudo? Incluso hoy, más de tres años después, "los recuerdos son muy vívidos, porque fue una experiencia traumática", dijo Colquitt.
La necesidad de comprender dichas experiencias es parte de lo que inspiró un nuevo informe de la 91ÊÓƵ acerca de las personas comunes que intervienen y RCP.
"Hemos entrenado durante décadas para realizar RCP por transeúnte, pero realmente nunca hemos regresado y puesto atención a apoyarlos después de que los llamamos a acción", dijo Katie Dainty, quien dirigió el comité que escribió el publicado el lunes en Circulation de la AHA.
Las personas comunes que administran RCP son "héroes increíbles", dijo Dainty, presidenta de investigación de resultados enfocados en pacientes en el North York General Hospital de Toronto. El nuevo comunicado tiene como fin ayudar mejor a esas personas con resumir la investigación más reciente sobre sus experiencias, lo que podría mejorar el entrenamiento, eliminar las barreras para que las personas tomen acción y, por último, salvar vidas.
Se estima que unos 347,322 adultos en Estados Unidos sufren un paro cardíaco cada año, según . RCP aproximadamente duplica las probabilidades de que alguien sobreviva un paro cardíaco. Sin embargo, los transeúntes en Norteamérica inician la administración de RCP sólo del 39% al 44% de las veces, revela el nuevo informe.
Existen grandes cambios para mejorar esa tasa, los cuales van más allá de tan solo entrenamiento, dijo Dainty, quien también es profesora adjunta en el Institute of Health Policy, Management and Evaluation en la University of Toronto.
Al nivel básico, más personas necesitan aprender cómo reconocer un paro cardíaco – por ejemplo, la persona respira entrecortadamente o tiene un color de piel azulado – y la necesidad de responder inmediatamente, dijo ella. Luego, hay que enseñar a la gente que es aceptable actuar incluso si no están seguros qué hacer exactamente.
"Por mucho tiempo, hicimos que RCP fuera algo que hay que pertenecer a un club y traer una tarjeta para hacerlo", dijo ella. Pero aunque el entrenamiento es importante, "incluso si nunca ha sido entrenado, cuando llame (al operador de emergencias) le ayudará por teléfono. Y mucha gente no sabe eso".
Dainty piensa que una investigación adicional podría explicar por qué algunas personas actúan y otras no. La investigación también podría informar acerca de entrenamiento más realista, dice ella, ya que generalmente se realiza "en una habitación con aire acondicionado y con un maniquí perfectamente limpio acostado boca arriba en el piso. Eso es excesivamente idealizado. Y los paros cardíacos nunca suceden de esa forma".
El entrenamiento, dijo ella, también necesita cubrir cómo se sienten las personas después de haber administrado RCP. Para la mayoría de la gente, la experiencia es "una increíble avalancha", pero los investigadores no han pasado mucho tiempo pensando sobre el impacto psicológico posterior.
Quienes intervienen, a menudo describen su experiencia como traumática y estresante, dice el informe, pero no hay sistemas establecidos para hacer un seguimiento con ellos.
Algunas personas batallan con problemas como "no poder dormir, repasar constantemente los sucesos en su cabeza, preguntándose si hicieron lo correcto", dijo Dainty. Los sistemas del cuidado de la salud necesitan decirle a quienes intervienen que esos sentimientos son "totalmente normales, y que contamos con recursos para ayudarles con eso".
Colquitt comprende el enredo de sentimientos. Con sus experiencias, ella ayudó a redactar el informe.
Ella siente que su propio entrenamiento de RCP fue "lo mejor que pudo ser", aunque le pareció "mucho más difícil hacerlo en una persona" que en un maniquí.
Después de que una ambulancia se llevó a su vecino, Colquitt lo siguió al hospital, donde se enteró que su vecino había fallecido. Los paramédicos la tranquilizaron, diciéndole, "Tú hiciste todo correctamente. Te vimos hacer RCP cuando llegamos ahí".
Eso ayudó, pero todavía repasaba todo lo que había hecho. Ese día fue "aterrador" y emocionalmente agotador, dijo ella, y el apoyo formal pudo haber ayudado.
Pero no se arrepiente. "Aunque fue un momento triste después de eso, me sentí tranquila al saber que hice todo lo que pude". La experiencia incluso la llevó a seguir una carrera en el cuidado de la salud. Ahora cursa el penúltimo año de enfermería en Jacksonville State University en Alabama.
El consejo de Colquitt a todos los que estén considerando aprender RCP es: "Anímense".
Dainty está totalmente de acuerdo con ese consejo. El entrenamiento formal es excelente, dijo ella, pero incluso ver un puede ayudar a alguien a prepararse para salvar una vida. Cuando el corazón de alguien fuera de un hospital deja de funcionar, dijo ella, la intervención de una persona común es su mejor posibilidad de sobrevivir.
"Sin RCP por transeúnte, fallecerían", dijo Dainty. "Pero los comunicados científicos como este dirigen la atención al panorama general y a dónde necesitamos poner nuestros esfuerzos de investigación para asegurar que no estemos causando daño involuntario a estos héroes".
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