Sentir dolor después de un derrame cerebral es normal, pero se puede controlar

Por Laura Williamson, 91ÊÓƵ News

SelectStock/Vetta a través de Getty Images
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A los 51 años, Kerwin Ifill tuvo un derrame cerebral. Aunque creía que su salud era excelente, un enredo de vasos sanguíneos –algo que se conoce como malformación arteriovenosa– se encontraba escondida en su cerebro. Un día después de hacer ejercicio que hacía comúnmente en el gimnasio, un vaso sanguíneo se le reventó mientras dormía siesta.

El sangrado en el cerebro hizo que el lado derecho entero de Ifill se le adormeciera. Confundido, llamó a una ambulancia. Se sorprendió profundamente cuando se enteró de que había tenido un derrame cerebral y que necesitaba someterse a una cirugía del cerebro. Pero había otras sorpresas que estaban por venir.

"Cuando salí de la cirugía, sentí un ardor extraño en la cara", dijo él. "Era como si me cayera alcohol en una herida".

Diez años después, todavía siente ardor en la cara, una consecuencia del daño a los nervios que se puede controlar con medicamentos, pero que no se puede corregir.

"Es común sentir dolor después de un derrame cerebral", dijo la Dra. Talya Fleming, la doctora de Ifill y directora médica del Programa de Recuperación de Derrames Cerebrales y del Programa de Asistencia Posterior a Derrames del JFK Johnson Rehabilitation Institute de Hackensack Meridian Health en Edison, Nueva Jersey.

No obstante, no está claro qué tan común es. Los investigadores no están de acuerdo en cuanto a su prevalencia, y algunos estiman que entre un 10% y tanto como un 70% de los sobrevivientes de derrames cerebrales sienten dolor en las semanas y los meses posteriores. El dolor posterior a un derrame cerebral puede variar entre dolores de cabeza que se resuelven por sí mismos a dolor crónico e intenso en las articulaciones o sensación de ardor, como la que le ocurre a Ifill.

"Algunos tipos de dolor se deben a los cambios mecánicos que ocurren en el cuerpo después de un derrame cerebral, y otros se deben a la irritabilidad nerviosa que ocurre del derrame cerebral propiamente", dijo el Dr. Richard Harvey, un profesor de medicina física y rehabilitación y terapia física y ciencias del movimiento humano en la Facultad de Medicina Feinberg de la Universidad de Northwestern en Chicago.

"La mayoría de los pacientes no sienten dolor, pero una gran cantidad sí lo sienten", dijo él.

Fleming, quien también es profesora clínica asociada en la Facultad de Medicina Hackensack Meridian y en la Facultad de Medicina Robert Wood Johnson en Rutgers, Nueva Jersey, dijo que las personas que tienen derrames cerebrales graves tienen una mayor probabilidad de sentir dolor posterior al derrame, y es común que las personas que sienten dolor posterior a un derrame cerebral hayan tenido padecimientos de dolor crónico antes del derrame. Tener un historial de depresión, fumar y ser más joven en el momento del derrame cerebral también se ha asociado con un mayor riesgo de dolor posterior a un derrame cerebral.

Además de dolores de cabeza, los tipos más comunes de dolor posterior a un derrame cerebral son: dolor de hombros; dolor central posterior a un derrame cerebral; espasticidad; y síndrome de dolor regional complejo, una sensación de ardor y otros síntomas que pueden estar relacionados con daño nervioso pero que también pueden ocurrir sin ningún indicio de lesión nerviosa directa. A pesar de su efecto sobre la vida cotidiana, los investigadores indican que el dolor posterior a un derrame cerebral a menudo no se diagnostica con mucha frecuencia ni se trata adecuadamente.

El dolor persistente de hombros afecta a alrededor de un 20% de los sobrevivientes de derrames cerebrales, incluso cuatro años después de sus derrames, halló un . Generalmente ocurre dentro de los primeros tres meses de un derrame cerebral y se puede ocasionar por una variedad de factores.

"El hombro es una articulación sumamente compleja del cuerpo", mencionó Fleming. "Se puede mover en muchas direcciones. Usamos nuestros brazos para tantas actividades día a día, como comer, vestirnos y manipular objetos con nuestras manos. Si los músculos de los brazos se debilitan después de un derrame cerebral, usar esos músculos puede ejercer presión sobre la articulación de los hombros".

"No es el derrame cerebral lo que lo ocasiona, sino lo que pasa después", dijo Harvey, quien también es director del Centro de Innovación Cerebral en el Shirley Ryan AbilityLab, un hospital de rehabilitación en Chicago.

Los músculos debilitados por la parálisis después de un derrame cerebral pueden impedir el deslizamiento mecánico adecuado de la articulación del hombro, además de lesiones del manguito rotador e inflamación en las articulaciones y los tendones, mencionó Harvey. "Si no se trata bien, esto puede causar inflamación crónica y un estado de hombro congelado (tejido cicatricial que se forma en la articulación). Con el tiempo, el dolor agudo entonces se convertirá en dolor crónico".

Existen numerosas maneras para tratar el dolor de hombro que surge de un derrame cerebral, como medicamentos, terapias de ejercicios, inyecciones de esteroides para reducir la inflamación y estimulación eléctrica. Harvey dijo que es importante que el paciente reciba una evaluación completa de diagnóstico para identificar adecuadamente la raíz del problema.

El síndrome de dolor central posterior a un derrame cerebral ocurre cuando hay daño en la vía del cerebro que transmite las señales de dolor. En algunas personas, esto puede causar dolor intenso cuando se les toca, incluso ligeramente.

El tratamiento puede incluir medicamentos para la lesión o irritación nerviosa, estimulación del cerebro profundo o medicamentos para tratar la depresión y ansiedad que este tipo de dolor puede causar a largo plazo.

Kerwin Ifill utiliza una combinación de medicamentos y meditación para controlar el dolor ardiente en su rostro causado por un derrame cerebral. (Foto cortesía de Kerwin Ifill)
Kerwin Ifill utiliza una combinación de medicamentos y meditación para controlar el dolor ardiente en su rostro causado por un derrame cerebral. (Foto cortesía de Kerwin Ifill)

Fleming dijo que hacer cambios en el estilo de vida, como dormir lo suficiente, llevar una dieta saludable y mantener la postura correcta, puede ayudar a aliviar el dolor central posterior a un derrame cerebral, pero "lamentablemente, no tenemos una solución exacta para esto".

La espasticidad se refiere a reflejos y contracciones involuntarios de los músculos que pueden ocurrir después de un derrame cerebral. Esto puede causar dolor cuando los movimientos producen tensión alrededor de las articulaciones y los tendones. Aunque este tipo de dolor es común, Harvey dijo que, según su experiencia, generalmente no es muy intenso y se puede tratar con medicamentos.

El síndrome de dolor regional complejo se refiere a un tipo de dolor de larga duración e inflamación que pueden ocurrir después de un derrame cerebral, ataque cardíaco o una lesión. Puede afectar cualquier parte del cuerpo, pero generalmente afecta un brazo, una pierna, una mano o un pie.

Harvey dijo que este tipo de dolor puede ocurrir debido a la falta de movilidad. Las partes del cuerpo "se vuelven sensibles y la persona no quiere moverlas", agregó él. Ya no lo vemos muy a menudo porque los centros modernos de atención de derrames cerebrales ahora movilizan a las personas al poco tiempo del derrame.

Muchos tipos de dolor posterior a un derrame cerebral son temporales si se manejan adecuadamente, dijo Harvey.

Cualquier tipo de dolor después de un derrame cerebral lo debe evaluar un profesional de atención médica, como un médico de atención primaria o un neurólogo, o en un centro de rehabilitación de derrames cerebrales, dijo Fleming. "No tienes que vivir con este dolor".

Incluso cuando no se puede eliminar el dolor, por lo menos se puede reducir, dijo ella.

Ifill usa la meditación y una combinación de medicamentos para controlar su dolor. También ha aprendido a identificar situaciones y entornos que pueden provocarlo.

"Cuando estoy procesando información, solo una o dos cosas a la vez es tolerable", dijo él. "Pero si hay demasiadas cosas sucediendo a la vez, como si voy al cine, el sonido y la iluminación y el ruido pueden hacer que me sienta mal. Me siento como si todo se me viniera encima y entonces siento más ardor".

Cuando califica su dolor en una escala del 1 al 10, "lo menos que he podido calificarlo es 4 o 5", dijo Ifill. "Me he llegado a acostumbrar".


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