SÃncope (desmayo)
El sÃncope es una pérdida temporal de la conciencia, generalmente debido a la falta de flujo sanguÃneo en el cerebro. También recibe el nombre de desmayo o lipotimia.
Suele producirse cuando la presión arterial es demasiado baja (hipotensión) y el corazón no bombea suficiente oxÃgeno al cerebro. Puede ser benigno o un sÃntoma de una situación clÃnica subyacente.
¿Qué desencadena el sÃncope?
El sÃncope es un sÃntoma que puede deberse a varias causas, que pueden ser desde benignas hasta potencialmente mortales. Muchos factores que no suponen ninguna amenaza para la vida, como el sobrecalentamiento, la deshidratación, la sudoración excesiva, el agotamiento o la acumulación de sangre en las piernas debido a cambios repentinos de postura, también pueden desencadenar un sÃncope. Es importante determinar la causa del sÃncope y cualquier trastorno subyacente.
Sin embargo, varias cardiopatÃas graves, como la bradicardia, la taquicardia o la obstrucción del flujo sanguÃneo, también pueden provocar sÃncopes.
¿Qué es el sÃncope neuromediado?
El sÃncope neuromediado (SNM) es la forma más común de desmayo y un motivo frecuente de visita al servicio de urgencias hospitalario. También recibe el nombre de sÃncope reflejo, neurocardiogénico, vasovagal o vasodepresor. Es benigno y rara vez requiere tratamiento médico.
El SNM es más frecuente en niños y adultos jóvenes, aunque puede presentarse a cualquier edad. Se produce cuando la parte del sistema nervioso que regula la presión arterial y la frecuencia cardÃaca no responde correctamente ante un desencadenante, como puede ser el estrés emocional o el dolor.
El SNM se produce normalmente cuando el paciente está de pie y a menudo va precedido de una sensación de calor, náuseas, mareo, visión en túnel o visión borrosa. Cuando se coloca a la persona en posición reclinada, se restablece el flujo sanguÃneo y el conocimiento, y finaliza la convulsión.
El sÃncope circunstancial, que es un tipo de SNM, se relaciona con algunas funciones fÃsicas, como toser con mucha fuerza (especialmente en hombres), reÃr o tragar.
El sÃncope puede deberse a otros trastornos y también puede ser un efecto secundario de algunos medicamentos.
Algunos tipos de sÃncope que indican la presencia de un trastorno grave son los siguientes:
- Los que se producen al hacer ejercicio
- Los que se asocian a palpitaciones o irregularidades cardÃacas
- Los que se asocian con antecedentes familiares de sÃncope recurrente o muerte súbita
¿Qué es un sÃncope cardÃaco?
El sÃncope cardÃaco o cardiovascular puede ser causa de diversas cardiopatÃas, como bradicardia, taquicardia o algunos tipos de hipotensión. Puede aumentar el riesgo de muerte súbita cardÃaca.
Las personas con posible sÃncope cardÃaco que no presentan situaciones clÃnicas graves pueden ser tratadas como pacientes ambulatorios. Sin embargo, si se presentan situaciones clÃnicas graves, será necesario realizar otras pruebas con el paciente hospitalizado. Entre los trastornos que pueden justificar la evaluación y el tratamiento hospitalario se incluyen diversas arritmias cardÃacas, isquemia cardÃaca, estenosis aórtica grave y embolia pulmonar. Si en la evaluación se detectan anomalÃas cardiovasculares, es posible que el paciente requiera un monitor cardÃaco implantable o externo ambulatorio.
La insuficiencia cardÃaca, la fibrilación auricular y otras cardiopatÃas graves pueden producir sÃncopes recurrentes en adultos de edad avanzada, con un fuerte aumento a partir de los 70 años de edad.
¿Cuáles son los factores de riesgo?
El sÃncope es un trastorno frecuente, pero los adultos mayores de 80 años corren un mayor riesgo de hospitalización y muerte.
Los jóvenes que no presentan ninguna cardiopatÃa, pero que han experimentado un sÃncope al ponerse de pie, por estrés o ante determinados desencadenantes, no son tan propensos a experimentar sÃncope cardÃaco.
Existe un mayor riesgo de presentar sÃncope cardÃaco si la persona tiene más de 60 años de edad; si es hombre; si padece una cardiopatÃa conocida; si presenta palpitaciones breves o una pérdida de consciencia repentina; si se desmaya al realizar esfuerzos; si se desmaya en posición supina; si obtiene resultados anormales en una auscultación cardÃaca, o si tiene antecedentes familiares de enfermedades hereditarias. En los pacientes mayores también son especialmente importantes la presencia de otras enfermedades y el tipo de medicamentos utilizados.
Recomendaciones de la AHA
Cuando una persona detecta los signos de advertencia de un posible desmayo, como mareo, náuseas y palmas sudorosas, lo primero que debe hacer es sentarse o tumbarse. Cualquier persona que sufra un sÃncope debe acudir a un médico para someterse a una evaluación inicial que incluye exploraciones fÃsicas y análisis detallado de su historia clÃnica, además de la medición de la presión arterial y la frecuencia cardÃaca.
También se recomienda realizar un ECG (electrocardiograma) en la evaluación inicial con el fin de obtener información sobre la causa del sÃncope. El ECG está disponible de forma generalizada y es un método asequible que puede brindar información sobre las posibles causas del sÃncope (por ejemplo, ritmo cardÃaco anormal). También es posible que se realicen otras pruebas, como una prueba de esfuerzo, el uso de un monitor Holter y un ecocardiograma para descartar otras causas cardÃacas.
El ECG también es una prueba que se recomienda realizar en niños y adultos jóvenes con sÃncope. Si se sospecha que el paciente presenta una cardiopatÃa congénita, una ³¾¾±´Ç³¦²¹°ù»å¾±´Ç±è²¹³Ùò¹ o un trastorno del ritmo cardÃaco, podrÃan realizarse otras pruebas diagnósticas no invasivas.
Si la evaluación inicial no brinda conclusiones claras, puede resultar útil someter al paciente a una prueba de basculación. El paciente se acuesta en una camilla que se inclina hacia arriba mientras se mide la presión arterial y la frecuencia cardÃaca. Las personas con sÃncope neuromediado normalmente se desmayan durante la inclinación de la camilla debido al rápido descenso que se produce en la presión arterial y la frecuencia cardÃaca. Cuando se vuelve a colocar en posición horizontal, el paciente recupera el flujo sanguÃneo y la conciencia.
Los pacientes con sÃncope vasovagal que no presentan ninguna situación clÃnica grave normalmente reciben tratamiento ambulatorio. En el caso de adultos de edad avanzada puede resultar útil aplicar un enfoque integral diseñado en colaboración con un geriatra.
Si el paciente está deshidratado, puede ser beneficioso aumentar la ingesta de sodio y de lÃquidos para prevenir el sÃncope. Esta recomendación, asà como la eliminación o reducción de los medicamentos hipotensivos y diuréticos, también se promueve cuando sea apropiado y seguro en personas que han experimentado un sÃncope circunstancial.
Consumir más sodio y lÃquidos puede beneficiar a la mayorÃa de los pacientes pediátricos, pero los resultados no son claros respecto de las personas que experimentan sÃncopes neuromediados. Otros cambios en el estilo de vida, como hacer ejercicio, también pueden beneficiar a los pacientes pediátricos.
Algunos pacientes de cualquier edad pueden necesitar tratamiento con medicamentos.
Respecto a si se puede conducir después de un episodio de sÃncope, no hay ninguna restricción para los pacientes con sÃncope vasovagal que no hayan sufrido ningún desmayo durante el año anterior. De todos modos, puede ser útil que los profesionales de la salud estudien con los pacientes las leyes regionales que regulan la conducción, sus restricciones e implicaciones.
En el caso de los atletas, se recomienda someterse a una evaluación cardiovascular por parte de un profesional de la salud antes de reanudar la práctica de deportes de competición. Los pacientes que hayan sufrido un sÃncope y que presentan algún trastorno del ritmo cardÃaco estructural también deben consultar a un especialista. La monitorización prolongada también puede servir de ayuda para diagnosticar a atletas con sÃncope idiopático por esfuerzo.
El futuro del sÃncope
Se necesitan registros nacionales estandarizados y grandes bases de datos para reunir más información que permita comprender mejor la incidencia y la prevalencia del sÃncope y los riesgos y los resultados de los pacientes, establecer polÃticas sobre el estilo de vida y mejorar la prestación de cuidados médicos.
En algunos estudios, se ha demostrado que los episodios recurrentes de sÃncope reducen la calidad de vida de pacientes adultos y pediátricos; sin embargo, se necesitan más estudios bien diseñados que incorporen mediciones de la calidad de vida, la pérdida del trabajo y la capacidad funcional. Además, también se necesitan más estudios que incorporen la calidad de vida, la pérdida de trabajo y la capacidad funcional como posibles resultados para comprender mejor la relación entre los sÃntomas del sÃncope, las causas y las enfermedades subyacentes con diversos resultados.